Por: Eduardo Valderrama Matellini - Secretario General
Una de las principales banderas que enarbola nuestro gremio estudiantil con tanto orgullo es la de la autonomía, una de las más frecuentes proclamas que defendemos con fiereza frente a todo aquel que quiera expresar el más mínimo intento de intervencionismo. Es usual ver como los Centros Federados y de Estudiantes se dicen autónomos frente a la Federación o como los representantes estudiantiles ante la Asamblea Universitaria o los Consejos de Facultad defienden su autonomía ante el gremio. Sin embargo, una amenaza silenciosa viene avanzando lentamente desde hace algunos años queriendo pasar desapercibida. Me refiero precisamente a nuestra universidad y al hecho de cómo quiere tener cada vez mas injerencia en la manera como el gremio de estudiantes administra sus recursos.
En un pasado no muy lejano y durante muchísimo tiempo, el dinero de los gremios estudiantiles era autogenerado; es decir que este provenía del alquiler de parte de los espacios que les eran propios para la instalación de fotocopiadoras. De este modo, cada CF y la FEPUC negociaban directamente la concesión de dichos espacios y, producto de dicha negociación, obtenían los fondos necesarios para su gestión.
Hace algunos años, entre el 2001 y el 2002, la universidad, amparándose en el pretexto de que los estudiantes no fiscalizaban que se cumplan los derechos laborales de los trabajadores de las fotocopiadoras ni que estas emitieran comprobantes de pago ni paguen impuestos decidió, unilateralmente, dejar de permitir que los gremios negocien directamente dichos contratos de concesión, creando así la Comisión de Fotocopiadoras en la cual teníamos un representante. De este modo, la universidad, con una minima participación estudiantil, concesionaba los espacios y entregaba, luego de deducir una comisión del 10%, el dinero a la Federación.
Cabe señalar que el dinero era entregado en su totalidad a la Federación, siendo esta en Junta de Presidentes la que debía decidir de que manera seria repartido entre todos los gremios estudiantiles. Primer paso, no solo pasa a ser la universidad la que negocia nuestras fotocopiadoras sino que además de cobrarnos un porcentaje nos invita a pelear por dinero.
Algunos años después, y luego de que con el tiempo ya se había ideado un mecanismo de repartición de fondos medianamente concensuado, a principios de 2006, la Comisión de Fotocopiadoras se disuelve bajo el pretexto de la supuesta creación de los Mega Centros de fotocopiado que nunca existieron y la Dirección de Administración asume la negociación de los contratos de manera directa y sin participación estudiantil alguna. Sin embargo, eso no es lo más grave, lo peor es que en el acta de disolución de dicha comisión se establece que el dinero de los gremios ya no será el producto de las concesiones de fotocopias sino una “Donación” que la universidad se compromete a darles.
Un aspecto aun mas preocupante del nuevo régimen impuesto a los gremios estudiantiles era el hecho de que dicha donación se hacia con cargo a que estos rindieran cuentas a la universidad del dinero gastado; es decir presentar copia de los Estados de Ingresos y Egresos semestralmente.
A mediados de este año y con el cambio de administración en nuestra universidad, esta ha ido aun más allá y ahora pretende asumir facultades fiscalizadoras y auditoras; es decir que se niega a entregar los fondos a aquellos que no cuenten con un balance de gastos aprobado por ellos, pasando por encima de todos nuestros órganos de control como la Junta de fiscales y sin tomar en cuenta nuestros Reglamentos y Estatutos.
Con esto vemos como, en tan solo 7 años hemos pasado de ser un gremio totalmente autónomo con capacidad de administrar sus propios recursos a uno que depende de donaciones de la universidad y que debe no solo rendirle cuentas a esta sino que debe someterse a lo que ella diga para recibir el dinero que le corresponde por derecho.
Desde esta tribuna, queremos manifestar nuestra negativa a cualquier intento de intervencionismo de la universidad en los gremios estudiantiles; asumiendo el compromiso de tomar las medidas necesarias a fin de que esta revierta dichas medidas.
Porque no existe autonomía política sin autonomía económica.
¡NO AL INTERVENCIONISMO!
