Por: Ricardo Santayana Sánchez

Secretario de Admisión – Coherencia Universitaria

En el Congreso de la República, hace pocos días se acaba de aprobar la norma que regula el derecho de consulta previa a los pueblos indígenas u originarios sobre las medidas administrativas o legislativas que les afecten directamente –cabe precisar que el derecho a veto aún no ha sido incluido-. Este hecho marca un buen precedente para el respeto y tolerancia hacia las demás comunidades que forman parte del estado peruano y nos lleva a tener la esperanza, al menos, de que hechos tan cruentos como los acaecidos el 5 de Junio del año pasado no se vuelvan a repetir.

La diversidad cultural ha sido un tema latente en los últimos años, al ser, lamentablemente, más común que se produzcan conflictos sociales por diferencias culturales. El Estado tiene el deber de elaborar políticas culturales a fin y con miras de velar por la diversidad de todo tipo de expresión cultural así como también de promoverlas. Es también un deber suyo el crear las condiciones para que las culturas puedan desarrollarse, prosperar y mantener interacciones entre ellas de modo que obtengan provecho para sí mismas. De ningún modo cabe admitir un estado homogeneizante, donde se repriman las diferentes manifestaciones culturales a fin de tener un solo modelo. En lo que se refiere a tradiciones y costumbres inherentes a cada pueblo no puede existir un modelo común: cada cultura se expresa acorde a sus vivencias y creencias propias y estas deben ser respetadas.

La aceptación del principio de la diversidad cultural es uno de los pilares del estado. Así lo establece el artículo 2 inciso 19 primer párrafo de la Constitución Política del Perú:

“Toda persona tiene derecho a su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación.”

Sin embargo, no podemos esperar que el estado sea el único responsable de preocuparse por el respeto de la diversidad cultural. Dicha actitud tiene que partir de cada persona para poder construir un proyecto a gran escala. No vivimos en una burbuja: el Perú es un país pluricultural y cada uno de nosotros debe de aprender a valorar el significado de las diferencias, a saber que las creencias o conductas que podemos tener sobre algo no son absolutas, siempre van a existir diversos modos de ver las cosas y debemos dejar de verlos como antítesis y más bien como opiniones tan válidas como las nuestras.

En palabras del ex director de la UNESCO, Koichirō Matsuura:

“(…) Y nos incita así a reflexionar una vez más sobre nuestro uso de las palabras y los conceptos, y sobre las dinámicas sociales y culturales que obran en nuestras sociedades. En efecto, el hecho de la diversidad cultural nos remite al funcionamiento diferenciado de las sociedades y las culturas, que nunca se encierran en sí mismas, sino que están fundadas en distintos juegos de interacciones, transferencias, inercias y resistencias.”

En definitiva, el poder hablar de un desarrollo en base al respeto de la diversidad cultural no puede ser algo ajeno a nosotros y exclusivo del Estado. Cada persona es una pieza clave para que se dé este proyecto global que no debería parecernos utópico mas sí una realidad cada día más alcanzable.

Links de interés:

Mensaje del Director General de la Unesco

Declaración universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural